miércoles, 4 de noviembre de 2015

Querida extraña: Ni siquiera sé cómo empezar. Supongo que esperar que las cosas ya hayan cambiado es demasiado para mí. Sí, debo aceptar que siempre esperé que esta amistad durara para siempre como tanto prometíamos. Éramos los mejores amigos y solíamos contarnos todo. Hasta que decidiste cambiar de rumbo y dejaste atrás ese círculo que te rodeaba.Puedo entender que la vida es así. Que el tiempo se encarga de ponernos a todos en nuestros respectivos lugares. Pero no me pidas que entienda tu cambio inesperado, ni tu menosprecio. No me pidas que entienda que hayas querido marcharte y dejarme atrás, porque creías que “ya no pertenecía a lo que quieres en la vida” y que ya no era “parte de tu camino”. Sé que todos cambiamos y maduramos con el tiempo, pero debo aceptar que jamás pensé que nuestra amistad no sería eterna como tanto prometías. O que creerías que no era suficiente para ti. ¿Qué es suficiente entonces? Créeme que jamás se me pasó por la cabeza dejar de lado tu amistad o menospreciarte. Siempre quise crecer y ser una persona exitosa. Pero créeme que, de haberlo logrado antes que tú, nunca habría dejado a mis seres queridos de lado. Nunca. Y aún no puedo entender por qué tú sí lo hiciste. La infancia fue nuestra mejor época. Eras como mi hermana. Eras quien me acompañaba en todas. Eras mi confidente y la mejor amiga que podría tener. Pero ahora lamento encontrarme con esta realidad que me dice que no valoraste nuestra amistad, pues preferiste otras cosas. No te guardo rencor. No estoy molesta, ni tampoco siento odio. Entiendo que cada persona toma sus propias decisiones y maneja su vida a su manera. Y esta es mi manera. No quiero que creas que te estoy reprochando, pero sí quiero que sepas estas palabras, pues creo que jamás te las diré a la cara y necesito que las leas. Te deseo toda la felicidad del mundo. Me quedaré con los mejores recuerdos de una amistad que fue buena mientras duró. Me quedaré con la persona que fuiste, porque ahora, lamentablemente, eres simplemente una extraña. Y ya no es algo que se pueda remediar.

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