martes, 9 de febrero de 2016
Esta es la carta que tu ansiedad te escribiría si pudiera decirte por qué te visita
Hola, soy la tan mencionada ansiedad…Vengo en son de paz, no te asustes. Aún no entiendo por qué te asusto tanto cada vez que te visito. He notado que cada vez que vengo, te pones muy tensa/o, te desesperas e incluso lloras, muchas veces siento que quisieras ya no saber de mí, hasta incluso matarme.
Creo que tienes una mala imagen de mí, no he venido ha hacerte el daño que tú crees.
Si aún no te he matado, ¿por qué crees que lo haré ahora?; porque sigues creyendo que lo haré.
Tampoco creas que quiero volverte loco/a, sé que cada vez que te visito te asusto, que incluso he llegado a paralizar tu cuerpo, pero es porque soy intensa y me gusta moverte un poco y luego me voy. En cambio tú te asustas, y así pasamos el día tú y yo, vamos como en una montaña rusa: sube y baja.
Muchas veces quisiera que me escucharas, pero tú te niegas, así que no me dejas opción.
Últimamente estás tan ocupado/a tratando de ser el mejor, conseguir el éxito sea como sea, demostrarle a los demás lo que realmente eres digno, que ya no me escuchas.
¿Recuerdas aquel día que no pudiste dormir por pensar en lo que no lograste? ¿O cuando de la nada un día sin saber cómo, te convertiste en un mar de lágrimas? Quiero confesarte que fui yo, no me culpes.
Tú no me escuchabas, era la única manera de hacerte escuchar. Mientras que tú te empecinabas en no escuchar y seguir como si nada sucediera, yo jugaba con tu cerebro y tus emociones, no me escuchaste tampoco ese día ni a mí ni a tu cuerpo, y seguiste con tu manera de pensar. Y bueno tuve que intentar algo más fuerte. ¿Recuerdas los mareos, palpitaciones, y lo mejor la parálisis de todo tu cuerpo? Reconoce que ese fue mi mejor trabajo. Pero a ti tampoco te importó.
Aunque sospecho que me escuchas y que quizás también sientes mi presencia, creo que por ello, en los momentos que quedábamos tú y yo, muchas te ponías nervioso/a e incluso temblabas.
Muchas veces llorabas e incluso gritabas, sintiendo el frío de la muerte correr por tus venas de tu cuerpo, y ni así lo entendías.
Muchas veces me enojé y te hice sentir lo que no era ser escuchado/a, tú creías que yo era mala y ese día lo fui. Pero jamás quise llegar hasta donde te hice ir.
Fue muy duro verte llorar y que creyeras que yo te quería hacer daño, pero peor fue cuando empezaste a no comer y llegó mi amiga, la anorexia. Si me hubieras escuchado, quizás ella jamás hubiera llegado, podríamos haberlo evitado.
¿Recuerdas el día que te di la señal que él no era el correcto? Te lo advertí, en tu primera lágrima, pero tú seguiste.
Siento haber tenido que actuar así, pero tenía que hacerte reaccionar, necesitabas hacer cambios y no los hiciste. Así que tuve que venir yo, cuando ese no era tu lugar, ni tu trabajo o tu pareja, y hacértelo ver. Disculpa si te asusté.
Estoy aquí para ayudarte, para que veas qué tienes que cambiar y que si tú no lo haces, tendré que visitarte.
Es que te pegas mucho y no despegas. Y si realmente me escuchas, harás los cambios que te pedí. Harás lo imposible por estar mejor, dejarás la zona de confort, y te darás nuevas oportunidades.
Y cuando todo eso suceda, será el día que me despida de ti, cuando veas que has evolucionado y que estás dispuesto/a a creer, crecer y recuperarte a ti mismo/a.
Eres un hueso duro de roer. Así que cuando llegue ese día, espero que nunca más tenga que regresar. Sé libre y feliz
Sinceramente,
Tu ansiedad
PD: Cuando sientas taquicardia no pienses “oh no, otro ataque de pánico”, libérate, date tu tiempo, llora si es necesario. Es tu esencia que se disfrazó de mí.
jueves, 14 de enero de 2016
En el camino me encontré…
Quise dar un paseo por mí misma, es decir, agarre las maletas y me fui de paseo conmigo, quise ver mi vida como si no estuviera por un instante en ella, quise desprenderme de mis errores, quise ver de cerca la piedra con la que me tropecé, quise verla de cerca para tomarla y aventarla lejos, y eso fue lo que hice.
Cansada de sentir que corro mil maratones al día pero termino en el mismo sitio donde comencé, quise ver de cerca mi vida, quise recorrer el sendero que bien o mal yo misma he construido, y así fue como me recibió….
En el camino encontré, no solo una piedra, encontré miles de baches que me hacían caer en tristezas, todas tenían una lágrima nueva, mismas que me hicieron darme cuenta que cada lágrima empapaba las páginas de mi historia, por lo que tenía que cambiarla hoja y de nuevo tenía un lienzo en blanco para comenzar.
Seguí caminando hacia atrás, y vi infinitas sonrisas y escenas llenas de felicidad, las contabilicé y son más que los baches que propiciaron mis tristezas, a lo que me preguntó, ¿por qué una tristeza, nos derrumba más que lo que mil sonrisas puede alentarnos a seguir de frente a la vida?, conforme avanzaba, me di cuenta que trataba con una mujer más madura, de convicciones más fuertes, de sentimientos más puros y que poco a poco iba destrozando el miedo a la vida.
En el camino me encontré con esa pequeña guerrera que nunca paraba de soñar, esa niña, a la que le sobraban sonrisas, la que no albergaba rencor en su corazón, la que se disfrazaba cada día con sus sentimientos, y uso la palabra disfraz, no porque fingiera, al contrario, era tanta su hambre de conocer todo que se ponía la camiseta de lo que iba sintiendo en el camino, si estaba triste, no había nadie más triste que ella, y si era feliz, su alegría era tanta que contagiaba a tres kilómetros a la redonda, esa niña me enamoró con su franqueza, con su sinceridad, con sus ganas por la vida.
Era una niña llena de miedos, púes inexperta no conocía nada de lo que la vida le tenía preparado, pero eran miedos diferentes, eran unos miedos que se disfrutaban, ella gozaba rompiendo cada uno de esos miedos que le impedían avanzar. Conforme miraba a esa niña me encantaba más su forma de agarrar la vida, por esas ganas que tenía de llegar a vivir en los cuernos de la luna.
Esa niña me hipnotizó, tardé poco en darme cuenta que ella era yo. Que de esa manera es como he llegado hasta donde estoy, cierto es que he perdido algunas de sus cualidades, pero es porque yo lo he permitido, un poco de énfasis, de control y volveré a ser lo que era.
De esta manera, me di cuenta que mi camino es tan rico como el de cualquier otro, que no es que esté haciendo las cosas mal simplemente que no pongo atención en las lecciones que la vida me da por aprender. En mi camino no faltaron corajes, frustraciones, berrinches, golpes duros de realidad, pero también esta lleno de dichas, de personas maravillosas que me nutren cada día con experiencias cada vez más ricas.
El punto de mi viaje, era el de ver cada uno de mis errores y deshacerme de una vez por todas de eso que si poder evitarlo me hace sentir mal, y lo único que obtuve fue que me encariñé con cada piedra que he logrado superar, las dejé en su lugar, pues cada piedra es una cicatriz en mi vida, y cada una de ellas es una lección bien aprendida.
Cuando por fin llegué el final del camino, me encontré conmigo, aún sigo siendo esa niña que vence miedos, que se come el mundo a puños, solo que con mejores tablas, con cimientos más fuertes que evitan fatales caídas.
Hice un recuento de mi vida, y saboreé de nueva cuenta cada error, me encantó ver cada escalón que he subido por un puesto más grande en el camino de la vida.
Me quedó una gran y valiosa lección, solo yo puedo juzgarme, solo yo puedo castigarme y solo yo puedo aplaudirme de manera sincera cuando hago las cosas bien, pero sobre todo, por más veces que me defraude, tengo una caja llena de perdón que debo usar responsablemente, tengo que aprender a perdonarme y a perdonar, solo así llegaré con menos traspiés a la cima de la montaña de mi vida.
Fui a dar un paseo por mí misma y encontré la plenitud de lo que me falta por conseguir. Y todavia me falta. Esto no termina aca, Hay mas viajes por hacer.
miércoles, 4 de noviembre de 2015
Querida extraña:
Ni siquiera sé cómo empezar. Supongo que esperar que las cosas ya hayan cambiado es demasiado para mí. Sí, debo aceptar que siempre esperé que esta amistad durara para siempre como tanto prometíamos. Éramos los mejores amigos y solíamos contarnos todo. Hasta que decidiste cambiar de rumbo y dejaste atrás ese círculo que te rodeaba.Puedo entender que la vida es así. Que el tiempo se encarga de ponernos a todos en nuestros respectivos lugares. Pero no me pidas que entienda tu cambio inesperado, ni tu menosprecio. No me pidas que entienda que hayas querido marcharte y dejarme atrás, porque creías que “ya no pertenecía a lo que quieres en la vida” y que ya no era “parte de tu camino”. Sé que todos cambiamos y maduramos con el tiempo, pero debo aceptar que jamás pensé que nuestra amistad no sería eterna como tanto prometías. O que creerías que no era suficiente para ti. ¿Qué es suficiente entonces?
Créeme que jamás se me pasó por la cabeza dejar de lado tu amistad o menospreciarte. Siempre quise crecer y ser una persona exitosa. Pero créeme que, de haberlo logrado antes que tú, nunca habría dejado a mis seres queridos de lado. Nunca. Y aún no puedo entender por qué tú sí lo hiciste.
La infancia fue nuestra mejor época. Eras como mi hermana. Eras quien me acompañaba en todas. Eras mi confidente y la mejor amiga que podría tener. Pero ahora lamento encontrarme con esta realidad que me dice que no valoraste nuestra amistad, pues preferiste otras cosas.
No te guardo rencor. No estoy molesta, ni tampoco siento odio. Entiendo que cada persona toma sus propias decisiones y maneja su vida a su manera. Y esta es mi manera.
No quiero que creas que te estoy reprochando, pero sí quiero que sepas estas palabras, pues creo que jamás te las diré a la cara y necesito que las leas. Te deseo toda la felicidad del mundo. Me quedaré con los mejores recuerdos de una amistad que fue buena mientras duró. Me quedaré con la persona que fuiste, porque ahora, lamentablemente, eres simplemente una extraña.
Y ya no es algo que se pueda remediar.
miércoles, 13 de mayo de 2015
miércoles, 29 de abril de 2015
Me cansé de todo. Me sentí harta de las lágrimas y de no poder recordar cómo es mi rostro normal, sin tantas arrugas por el malestar y las ganas de llorar más.
Me levanté y me fui a correr, y en el camino fui exhalando tus pedazos; acá dentro ya no existes. Si me ves pasar, te pido por favor que olvides mis pasos, y yo olvidaré mis ojos tristes.
miércoles, 7 de enero de 2015
La tristeza y la furia.
“Había una vez... un estanque maravilloso.
Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores existentes y donde todas las tonalidades del verde se reflejaban permanentemente...
Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron a bañarse haciéndose mutua compañía, la tristeza y la furia.
Las dos se quitaron sus vestimentas y desnudas las dos entraron al estanque.
La furia, apurada (como siempre esta la furia), urgida -sin saber porqué- se baño rápidamente y más rápidamente aún,salió del agua...
Pero la furia es ciega, o por lo menos no distingue claramente la realidad, así que, desnuda y apurada, se puso, al salir, la primera ropa que encontró...
Y sucedió que esa ropa no era la suya, sino la de la tristeza...
Y así vestida de tristeza, la furia se fue.
Muy calma, y muy serena, dispuesta como siempre a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y sin ningún apuro (o mejor dicho, sin conciencia del paso del tiempo), con pereza y lentamente, salió del estanque.
En la orilla se encontró con que su ropa ya no estaba.
Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo, así que se puso la única ropa que había junto al estanque, la ropa de la furia.
Cuentan que desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada, pero si nos damos el tiempo de mirar bien, encontramos que esta furia que vemos es sólo un disfraz, y que detrás del disfraz de la furia, en realidad... está escondida la tristeza.”
sábado, 27 de diciembre de 2014
Espinas
Lo difícil que es creer en el Amor, o volver a creer?
Pensar que lo tuve alguna vez?
Lo que tuve, lo devolví mediocremente, cosechando flores con espinas.
Esas espinas que Hoy clavan el alma. Que duelen cada vez que intenta salir el amor.
Y no sale, no sale porque la espina lo vuelve a meter para adentro. Y nunca sale como deberia salir.
Nose si existe un veneno o una simple pinza que vaya sacando espina por espina, el tiempo las va a ir secando.
Pero cuando? Cuando me pregunto.
Hay lugares con sequía. Esa sequía que hoy la llamo INSEGURIDAD. Esa INSEGURIDAD, de saber si abrirse con espinas y todo.
O seguir ocultando las espinas, sin que nadie sepa que te desangras por dentro, te desangras cuando ves cosas, escuchas cosas.
Intentas luchar para no desangrarte en el momento, pero el torniquete no lo podes hacer. Solo te queda ver la sangre caer
mientras recibís desinterés. Y queres gritar, gritar porque las espinas se te van oxidando. Y el dolor, llega a transformarse en Infección.
Infección por amor? O por no luchar bien? O por alejarse?
El antídoto donde esta? Lo tiene alguien? O me desangrare hasta rendirme?
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